El Efecto Rebote
¿Por qué hago dietas y no bajo de peso? ¿Qué puedo hacer para evitar el rebote? Cuando vienen a mi consulta pacientes que necesitan bajar de peso, una de las preguntas importantes de la historia clínica que hago es: ¿Has hecho dietas para bajar de peso? La respuesta me sirve para hacer un pronóstico de la respuesta al tratamiento. Porque a más dietas hechas en el pasado será más difícil que baje de peso y alcanzar el objetivo llevará más tiempo. Esto se debe a que nuestro cuerpo está diseñado para “sobrevivir” y dispara una serie de mecanismos metabólicos de “defensa” que impiden que bajemos de peso, por lo que una vez dejes de hacer la dieta termina en el llamado “Efecto Rebote”. ¡La historia se remonta a la evolución de las especies! Somos los sobrevivientes de una selección natural de nuestra especie. El origen de la obesidad se remonta a los principios básicos de supervivencia, dictados por: la necesidad de comer, de almacenar energía y de conservar esa energía (mantenerse lo menos activo posible). Nuestros antepasados tuvieron que sobrevivir a guerras, hambrunas, migraciones, desastres naturales y solo aquellos capaces de optimizar y almacenar la energía consumida a través de los alimentos fueron capaces de sobrevivir. Esos mecanismos de supervivencia están grabados en nuestros genes, de tal forma que si en algún momento somos sometidos a situaciones extremas esos genes se activarán y pondrán en marcha una serie de mecanismos metabólicos necesarios para intentar sobrevivir. ¿Cuáles son los mecanismos metabólicos por los que mi cuerpo se resistirse a bajar de peso? Hoy en día, cuando nos ponemos a dieta nuestro cuerpo detecta la pérdida de peso como un riesgo contra nuestra supervivencia. Por ello se activan genes y hay cambios hormonales y metabólicos como los siguientes: Genes ahorradores: que permitirían una utilización más eficiente de la comida y favorecerían la formación de depósitos de grasa e incrementos rápidos de peso. Genes con efecto termogénico, es decir que pueden afectar al gasto energético y regulación de la temperatura corporal.Puede haber cambios en los niveles de las hormonas que controlan el hambre y la saciedad.La grelina, que es la hormona que provoca hambre, además de estimular en el cerebro el impulso el comer, favorece la acumulación de grasa corporal. Incluso en los bebés con bajo peso al nacer se activan varios de estos mecanismos que aseguran la rápida ganancia de peso y aumentan las probabilidades de supervivencia. Sin embargo, en la vida adulta estos niños tendrán mayor riesgo de desarrollar obesidad. Por ello se debe tener especial cuidado en la alimentación de las personas que han tenido bajo peso al nacer. Cuando se sigue una dieta hipocalórica, es decir, por debajo de nuestros...
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