Estados de supervivencia, salud y regulación
El estrés diario, un susto, una noticia inesperada e impactante, la preocupación, las dificultades emocionales… hacen que adoptemos posturas defensivas y otras veces de alerta. Un ejemplo de postura de alerta es un depredador que está preparándose para saltar sobre su presa, en la que la espalda se arquea, los hombros suben hacia la cabeza para proteger el cuello y los músculos se tensan. Cuando adoptamos posturas defensivas solemos encorvarnos, bajar la cabeza y juntar las rodillas. No pasa nada si tenemos una de estas actitudes un rato y luego volvemos a nuestra «normalidad», pero casi todos guardamos patrones de este tipo de posturas por experiencias que tuvimos y no logramos integrar completamente. Por ello se convierten en parte de nuestra organización anatómica e incluso contribuyen a nuestra personalidad.
Estos días tan difíciles que estamos viviendo hacen que nuestras mentes, y por tanto nuestros cuerpos, estén más sensibles, más reactivos. Algunos casos en los que esto se está viviendo con más intensidad son los de los sanitarios y resto de personal en los hospitales, que viven situaciones extremadamente dolorosas en un contexto de sobrecarga de trabajo y desprotección. También todas aquellas personas que, aunque estén en casa, están expuestas a una enorme incertidumbre sobre su economía. Otro ejemplo es el de los grupos de riesgo, que viven con un miedo constante al contagio. Pero cada persona es única en sus respuestas, por lo que no hace falta ser uno de los casos evidentes para estar sufriendo un estrés intenso o un miedo paralizante.
Estas situaciones hacen que naturalmente baje el trabajo de nuestro sistema inmunitario. Es muy lógico: si una presa tiene que huir de su depredador, por ejemplo, no es momento para constipados ni convalecencias; el cuerpo pospone la curación ante una amenaza de vida. Y por nuestra fisiología, todas estas situaciones son interpretadas por nuestro cerebro como amenazas para nuestra supervivencia.
Quiero dejar claro que esto es fisiológico, no tiene nada de malo, es completamente adaptativo. Pero no son estados diseñados para mantenerse mucho tiempo porque consumen muchos recursos. Por ello, aunque los necesitemos ante una situación complicada, lo ideal es que podamos después regularnos y volver a un estado más relajado y confiado, al menos para poder descansar y «repararnos». Si no nos regulamos entraremos en un círculo vicioso ya que, cuanto menos recursos tengamos, mayor será la necesidad de estados de supervivencia.
¿Qué podemos hacer para mantenernos en el mejor estado posible?
En la Terapia Craneosacral Biodinámica nos enfocamos la salud, por lo que promovemos el hacernos conscientes de lo que «apoya nuestra salud«. Son cosas como hacer actividades que nos gustan, pasear por el campo, hacer yoga, estar con los seres queridos, el cariño de nuestra mascota, pensamientos empoderantes, encontrar una parte en el cuerpo donde nos sintamos bien y mantener ahí nuestra atención… Cada cual tiene las suyas propias. A estas cosas las llamamos recursos. Y es lo primero que tenemos que potenciar. Si tenemos que atravesar un viaje complicado primero nos aseguraremos de llevar el depósito de combustible bien lleno. Para un momento y reflexiona: ¿qué cosas me hacen sentir bien? Es muy útil hacerse una lista en el móvil para sacarla en un momento de necesidad o cuando dispongamos de un rato para cuidarnos. Vale con evocar unos segunod ese baño en el mar, las caricias de nuestra mascota o respirar profundamente, por ejemplo.
Una vez cargados de recursos podemos hacer cosas que promuevan nuestro equilibrio. Para ello os invitamos a explorar el ejercicio que se muestra en el vídeo al final de este post para contribuir a regular nuestro estado, especialmente antes de dormir.
Nuestro músculo psoas es un importante testigo de las posturas que comentábamos antes. Se tensa tanto en las de alerta como en las defensivas y proporciona mucha información sobre nuestro estado al cerebro. Por eso también es un acceso a nuestra salud: si logramos relajarlo, estaremos relajando nuestro sistema nervioso.
Sonia de Diego Babarro
Fisioterapeuta, Osteópata y Terapeuta Craneosacral Biodinámica
Comentarios recientes