LA AUTOESTIMA
La autoestima no es algo imprescindible en la vida pero si nos falta, perjudicará nuestra capacidad de funcionar.
Se compone de dos factores importantes. Uno es la sensación de considerarse merecedor de la felicidad, es decir, el respeto a uno mismo. El otro componente es la confianza en nuestra capacidad de pensar, en nuestra capacidad de enfrentarnos a desafíos básicos de la vida.
La autoestima tiene influencia en diferentes ámbitos de nuestra vida: amor, trabajo, amistades, familia… De tal forma que en ciertas ocasiones nos volvemos retraídos con los demás y no les dejamos ver todo lo bueno que hay en nosotros. Con una buena autoestima nos sentiremos más cómodos, más seguros y confiados.
Una persona con una autoestima baja suele despreciar, o no aceptar, sus dones naturales, se frustra fácilmente, se siente impotente, suele actuar a la defensiva, miente frecuentemente, culpa a los demás de sus debilidades… De esta forma, uno no es natural y no muestra su mejor lado.
Para tener una buena autoestima lo primero que hay que hacer es algo que parece muy obvio pero muchas veces no nos molestamos en hacer bien y es conocerse. Saber cuáles son nuestras virtudes, nuestros defectos ¿Qué metas tengo en la vida? ¿Cuáles son mis valores?
Si no me conozco bien es difícil tener un buen concepto de mi mismo. Una vez hecho esto será más fácil una evaluación de mi mismo más justa y fiable. Si encuentras en esa valoración algo que no te guste de ti mismo, intenta cambiarlo (pide ayuda si es preciso).
Una vez tengo mi autoconcepto es importante tener respeto por mí mismo y por las cosas que soy y que quiero. Si yo no respeto mis emociones y mis valores, es difícil que lo respeten los demás.
En definitiva: ¡Toma las riendas de tu vida!, afronta los problemas sin demora, aprende de tus errores, date permisos, acepta tu propio cuerpo y cuídalo (¡sólo tenemos uno!). Es importante disfrutar del presente, no exigirse demasiado, ser independiente. Afronta tus problemas sin demora y no busques obsesivamente la aprobación de los demás.
Teniendo buena autoestima: Es más fácil que asumir responsabilidades con facilidad. Es al fin y al cabo, respetarse más a sí mismo, siendo así más probable conseguir el respeto de los demás.
Te propongo un ejercicio para hacer si te apetece:
Pregúntales a cada uno de tus amigos lo que encuentran particularmente hermoso en ti (físico y/o emocional). Apunta sus observaciones. Si te sientes verdaderamente en confianza, arriésgate a plantearles la siguiente pregunta: Ahora, dime lo que ganaría mejorando. Apunta las respuestas obtenidas.
Lidia Mora Valenciano
Psicóloga, terapeuta familiar y de pareja.
Comentarios recientes